El mercado de clientes obliga a conversar con ellos. Es decir, hacer un marketing relacional que los implique en la marca. Los tiempos del monólogo marca-cliente se han acabado. Ahora se impone la comunicación bidireccional (marca y cliente al mismo nivel). La gran pregunta que todo anunciante debe hacer a su cliente es: “¿Recomendaría usted nuestra marca/producto/servicio a un amigo o colega?”
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